¡Entren señores! pasen y vean.... esta es la entrada de nuestra casa, una puerta por la que debes agacharte para pasaer, y luego.... el espacio que se abre sobre tu cabeza....
La entrada es el lugar más amplio y más inútil de la casa. No cabe un sofá, es demasiado frío para convertirlo en el salón que debió haber sido.... y más importante, es un contínuo lugar de paso, ya que, enfrente de la puerta se halla el acceso a la cocina, a la derecha la escalerilla que asciende hacia la habitación, y a la izquierda, se abre la puerta del baño.... así que... es ideal para decorarlo.
Mi foto favorita de la casa: Vista de la entrada desde la cocina: En primer término vemos las tazas que cuelgan de la viga frontal y las ramas de salvia, y detrás la pared y la puerta de acceso al baño. A su lado y discretamente en el espacio que dejaba libre el armario, como de puntillas, se ha colado un esbelto espejo de cuerpo entero que ya teníamos en la casa anterior y que había encontrado en un comercio de muebles de segunda mano, en realidad, el espejo interior de un armario empotrado.
El mismo lugar de la casa, el mismo rincón visto desde el Altillo ( salón árabe + dormitorio)
Desde aquí se perciben algunos objetos curiosos que no se ven en ángulos anteriores: por ejemplo la redonda cesta de las piñas y el botijo que descansan delante del espejo, o la lechera rescatada del óxido en un campo vecino, que teñimos del mismo color envejecido que tenía y decoramos con algunos toques de color latón.
EL ARMARIO: este armario tiene su propia historia. Lo fuimos a buscar a un edifico enorme en el que supuestamente había vivido el poeta PINTOR ROSALES. Lo cierto es que no sabemos si vivió concretamente en la casa donde nosotros encontramos este mueble del que sus dueños se deshicieron gratuitamente después de mostarnos una ilustración en una edición antigua de un poemario del autor al que se suponía, había pertenecido el aramario. Y es verdad que era terriblemente similar: tanto que hasta los leones que decoran la parte inferior de las puertas, y el medallón romboidal del cajón aparecían en el grabado del libro. Lo más extraño, es que sus dueños no tuvieran problema alguno en deshacerse de él.
En nuestra vivienda anterior, estuvo destinado a guardar ropa, en esta ocasión se ha convertido en librería y vitrina ( un amigo mío dice que en este armario caben más cosas de las que pueden ser ciertas)
La vida sobre el armario:
No creais que la parte superior de un armario ha de ser necesariamente un espacio muerto. Lo prueban las setas que han crecido en su superficie gracias al polvo acumulado, las telarañas, los tres duendes ( el de la derecha: Lúridan, está hecho con mis manos), Enebro, sentado en las maletas, y el último que acudió a habitar esta casa con nosotros: Espino Albar.
Las maletas también tienen su historia: la negra antigua nos la encontramos en la calle y no pude sustraerme a su encanto y, la pequeña marrón, perteneció a mi abuelo y fue la maleta que traía mis pequeños enseres cuando llegué a España, a la edad de seis años.
Ademas de estos habitantes, hay un atrapasueños y una botella verde llena de cintas de estrellas doradas.
El rincón más oscuro y alto de la casa es propiedad de un halcón solitario de cartón, que da vueltas en circulo con el aire. En la chimenéa, una luna de cartón fallero con dos duendes trepando por su costado: un regalo de mi madre de hace muchos años. Un hacha estilo indio, que compré en una feria de artesanía medieval. Una máscara veneciana para turistas que compramos en un viaje a Venecia. Y dos láminas con miniaturas románicas. Hay, desde luego, muchos más objetos, pero sería inutil describirlos, ya que no se perciben
Arándano es mi duende favorito, y, como el más antiguo y mayor de la casa tiene, por supuesto, un rincón privilegiado desde el que vigilarlo todo. Desde donde él está se ve la entrada. En la esquina del saloncito árabe, donde se termina y comienza la chimenéa. Es un muñeco de cerámica y tela que adquirimos en una tiendecita de cosas curiosas hace mucho tiempo, y jamás supimos nada más de él o de sus compañeros, salvo que su orígen estaba en Barcelona.
Bajo él, las ramas recogidas aún verdes, de la Lunaria que antes crecía en nuestro jardín.
Acceso a la cocina visto desde la entrada: Todo: la estantería pegada al techo, la lámpara de hierro forjado de mi abuelo, las cajoneras rescatadas de la calle, el armario, la lechera restaurada... es sin duda el angulo y el rincón más hermoso de la casa. No os pareis en los detalles, o hacedlo, cuando el ojo saturado de deleitarse en el conjunto, logre reparar en cada uno de ellos.
Y hablando de detalles: Lo que esconden las Lunarias;
Un precioso muñeco de nieve y una sirena cantora ( tiene pinta de oronda cantante de ópera) traída desde Brugge
El mismo rincón visto desde lo alto de la escalera que accede al altillo. Lo que se ve en primer plano es el entramado de las vigas, que deja unos rincones deliciosos donde esconder cosas como, por ejemplo, este maravilloso juguete salido del cascanueces... pequeño rey barrigón. Y bajo las ramas de Salvia la.... tostadora (ejem, que poco ornamental), el cesto de la fruta y los frutos secos, y entre la Lunaria el cetro de un bufón de papel maché.... otra pieza inimaginable hoy en día, donde todas los personajes mágicos se hacen de resina y se colocan en las estanterías.
Junto a la entrada: justo entre la entrada de la calle y la del baño existe y subsiste este rincón:
En él varios regalos de mi pasado: la primera bruja de resina y tela que apareció por Tenerife hace casi dos décadas... una muñeca- ratona con faldas de flores procedente de aquella moda de los 90 donde el " diseño" había dejado paso al "estilo" y se recuperaban objetos de épocas antiguas... dos cajas artesanas decoradas por mi madre con soles y estrellas... una cajita de música con un hada bailarina,la copa de bronce que me regaló mi padre y que de pequeña custodiaba como un santo grial... y a la derecha de la imagen, muy pequeñitas... se puede ver jugar a dos ardillas de bronce.
Las ardillas... son mi animal Totem....